miércoles, 23 de marzo de 2016

Zamora Bolívar, un notable sancasimireño


Zamora Bolívar, un notable sancasimireño
     Salvador Rodríguez (*)

      Fue luminosa la relevante actuación de Elías Miguel Zamora Bolívar, en su  cincuenta y ocho años de terrena existencia. Perteneció a la estirpe de los sancasimireños que hicieron posible la educación, la cultura y el servicio público honesto en el San Casimiro del último quindenio del siglo XIX y en el de las dos primeras décadas del siglo XX. De excelsos méritos, civilizador y fundador de dos familias de egregios hombres que heredaron de su padre, el espíritu por las letras, el periodismo, la educación, la música, la poesía y en servir al logro del bienestar del pueblo que los vio nacer.
     Elías Miguel Zamora Bolívar, como se le conoció, nació en San Casimiro de Güiripa, en un día y un mes indeterminados del año mil ochocientos sesenta y tres. Sus padres fueron Dionisio Zamora Milano y María Magdalena Bolívar; su papá, hermano de Pablo Ramón Zamora Milano, primer cura sancasimireño y fundador de la primera escuela del pueblo; y su mamá, natural de Villa de Cura y pariente del Libertador. Su maestro fue el Br. Ezequiel Góndelles Ayala, que además de los estudios primarios, enseñaba latín, griego, francés, como también iniciaba en los estudios secundarios y en los conocimientos iniciales del derecho.
    Este ilustre sancasimireño, fue un polifacético: maestro de escuela, servidor público, periodista, militar, concejal y poeta. Su vida fue un recorrido brillante de cincuenta y ocho años; iniciándose a los veintidós años en el cargo de maestro en el municipio Valle Morìn, en el año de 1885.
   En 1890, sin abandonar el oficio de maestro, se desempeña como Secretario de la Jefatura, cuando don Amalio Estèves era el Jefe Civil y Militar del Distrito San Casimiro; es bajo esta administración que se comienza ampliar las calles de San Casimiro. Estando en ese cargo fue Jefe Civil y Militar Interino. Antes de que finalice el año 1890, el intelectual Zamora Bolívar, funda el periódico “La Hoja Periodìstica”, primer vocero en la historia del periodismo sancasimireño.
   En 1891, se le encuentra ejerciendo de nuevo el periodismo; esta vez en dos páginas de un octavo, descarga su vena humorística para desvirtuar las opiniones malsonantes al General sancasimireño Carlos Rosales ante la sociedad de San Casimiro.
    En 1892, se alista y forma parte de la oficialidad que acompaña al General Ramón Guerra Bonilla, cabecilla importante de la Revolución Legalista. De esta bélica y victoriosa jornada, trajo el grado de Coronel y un Diario de Campaña, donde anotaba lo que sucedía en los enfrentamientos que libró Ramón Guerra al lado de Joaquín Crespo.
    En el mismo año, antes citado, en la quietud de su pueblo, sus inquietudes literarias no se quedaron en el periodismo sino que su inspiración poética se ve colmada en la escritura de “Fúlgida luna”, serenata hermosa para su bella Mércedes. Al tiempo escribe “Contestación a Fúlgida Luna”, letra que no se le ha podido localizar, pero vimos cuando pequeño en la casa del poeta Eleazar.
    En 1907, se desempeña como Registrador Subalterno, sin dejar de ser maestro, orgullo del magisterio regional aragueño.
    En 1908 y 1909, ocupó la Presidencia del Concejo Municipal del Distrito San Casimiro y otras veces ejerció la concejalía en la corporación municipal.
    En 1910, se retira del registro subalterno y de sus labores docentes, ya que el General sancasimireño José Rafael Luque, Presidente del Estado Cojedes, lo designa Tesorero General de esa gobernación, igualmente ocupó varias veces la gobernación de esa entidad, de manera interina, mientras el presidente del estado se ausentaba.
     Desde 1918 hasta 1920, ejerce la Secretaría de la Jefatura Civil de la población.
     El 29 de agosto de 1921, a la edad de 58 años, se extingue la vida de este preclaro hijo de San Casimiro. Su pueblo espera hoy, su reconocimiento ante sus conciudadanos.


                                                              (*) Cronista del Municipio San Casimiro

Elías Miguel Zamora Bolívar y la simiente de su sangre

                               Elías Miguel Zamora Bolívar y la simiente de su sangre
    Salvador Rodríguez (*)
   A Elías Miguel Zamora Bolívar, le corresponde el honor y la gloria de ser el precursor del periodismo en San Casimiro. Nació cuando la población andaba en ochenta años de fundada. A los veinte años, presencia la colocación del primer farol en los festejos que se hicieron para celebrar el centenario de El Libertador Simón Bolívar.
   A los treinta años de edad, en 1893, une su vida a la de Mercedes Casado, procreando, con esta sansebastianera, cuatro hijos: Luis Roberto, María Teresa, Mercedes y Eleazar Casado.
   En 1902, junto a la maestra Isabel Dolores Hidalgo Melgarejo, comienza a fecundar a sus otros hijos: Edmundo, Hortensia, Miguel Ángel, Tulio, Héctor y César Augusto Zamora Hidalgo.
   De esos diez hijos, estas líneas se refieren a los continuadores de los haberes intelectuales de su padre: Luis Roberto y Eleazar Casado, Edmundo y Tulio Zamora Hidalgo.
   Luis Roberto Casado, nació el 8 de mayo de 1894 y murió el 17 de febrero de 1941. El primer hijo fue maestro de escuela, historiador, periodista, músico, concejal y directivo de los concejos municipales de Cúa y San Casimiro, contabilista de los Angelinos en Cúa, secretario de varias instituciones oficiales en San Casimiro, diputado a La Asamblea Legislativa del Estado Aragua y poeta.
  Eleazar Casado, nació el 11 de mayo de 1898 y murió el 1° de diciembre de 1977. Fue maestro de escuela, contabilista en la casa comercial “La Perseverancia”, cronista, historiador, músico, compositor, secretario de oficinas públicas, concejal, diputado a La Asamblea Legislativa, periodista, biógrafo, dramaturgo y poeta.
  Edmundo Zamora Hidalgo, nació en el año 1903 y murió en Caracas en el año 1972. Fue periodista de “La Voz de Aragua” y poeta.
  Tulio Zamora Hidalgo, nació en San Casimiro y murió en el año 1980. Fue abogado, especialista en materias de industria y comercio, ex-director del Ministerio de Fomento, consultor de La Cámara de Comercio de Caracas, periodista de “La Voz de Aragua” y poeta.
   En el año 1934, estos cuatro esclarecidos hijos de San Casimiro, herederos de la estirpe de Elías Miguel Zamora Bolívar, la simiente germina en el primer aniversario de “La Voz de Aragua”, cuando dan a conocer historias y poemas.
  Luis Roberto Casado escribió de la historia local, llamándola: “Algunos datos sobre San Casimiro”.
   Eleazar Casado dio a conocer sus poemas: “Loa”, “Evolución” y “La montaña”, de los cuales, damos a conocer la quinta estrofa del último poema, la cual dice así: Porque eres sorda al eco del camino, / que va emulando/ tu canción de rumbos…/ Montaña! Yo te admiro!
  Edmundo Zamora Hidalgo, en un momento de reminiscencia de ese mar que toca y se va, atrapado por la imagen marina, da a la luz el poema “Marina”, de donde extraemos dos estrofas: El mar Caribe, rugidor, ensaya/ un imposible ascenso al cerro altivo,/ y su espuma, de un blanco fugitivo,/ pone un velo de novias a la playa./ La sirena de un buque el aire raya/ con su ronco sonido llamativo;/ y el Sol-áureo plafón decorativo-/ en púrpuras de ocaso se desmaya.
 Tulio Zamora Hidalgo escribió los poemas: “Yo quisiera” y “Ofrenda lírica”. Este último poema se lo dedica a sus amigos Hilda Padrón y Ernesto Fuchberger en el día de su boda; la letra de la segunda estrofa dice así: Amor guió sus pasos, cauteloso, / por la senda feliz de una quimera, / que hoy cristaliza en dicha verdadera, / en inefable, inigualado gozo.
 Cuatro sancasimireños que siguieron la huella de su progenitor, que al afincarla más se hicieron pasos propios, que se regaron en diversos caminos.


                                                                                 (*) Cronista de San Casimiro, estado Aragua

Elías Miguel Zamora Bolívar, autor de Fúlgida Luna

                                    Elías Miguel Zamora Bolívar, autor de Fúlgida Luna
     Salvador Rodríguez (*)
    Cuando las Marrero: Lalita, Josefina, Lesbia y Consuelo eran jóvenes, veían desde su casa, en la calle Barrialito, hoy calle Sucre, el “raudal inmenso de eterna luz”. Se iban cantando, hasta el puente a la salida de San Casimiro, las estrofas de “Fúlgida Luna”, lindísima serenata, compuesta por el estro mágico de la pluma del poeta sancasimireño Elías Miguel Zamora Bolívar. No hay dudas que “Fúlgida Luna”, una de las diez más bellas canciones románticas en la actualidad es del bardo Zamora Bolívar y que hoy unos cuantos quieren atribuirse este patrimonio sancasimireño. Nos cuenta Consuelo: “En el mes de enero la luna es bellísima en San Casimiro y nos íbamos cantando hasta el puente que estuvo en la salida y allí cantábamos dos horas esa canción del papá de Eleazar y nos veníamos antes de las nueve”. Ese puente que refiere Consuelo fue construido en el gobierno de Antonio Guzmán Blanco en 1875 y está en el  mismo sitio, pero tapado por la carretera. Otras veces la acompañaban las Luque, una de ellas, Lilia y otra que no recuerda Consuelo. Afirma que esa es una maravilla del repertorio musical venezolano.
  El poeta Eleazar Casado, en su libro Microbiografías (1952), expresa, “Que esta canción, tan sentida como celebrada, y que ha llevado su nombre a través de los tiempos y como diluyéndolo o esmaltándolo con el oro de sus propios fulgores”. No se puede titubear ante pruebas históricas que avalan la autoría de que el lírico Zamora Bolívar, la escribió en enero de 1902, antes de que contrayera matrimonio con Isabel Dolores Hidalgo Melgarejo, el 18 de abril de 1902. Por tradición oral, señalan Aníbal y Leo Zamora, contada por sus tíos: “Elías Miguel, se hallaba abatido por un terrible despecho, ya que el padre de la que sería su esposa le había manifestado que si quería casarse con su hija tenía que dejar a la “negra” Mercedes Casado”.
   Recorramos la letra de la segunda estrofa para que puedan imaginarse lo enamorado que estaba Miguel de la bella sansebastianera. Dice así: “Ella es trigueña, de lindos ojos,/ de talle esbelto, de  breve pie;/ de blancos dientes y labios rojos:/ la más risueña y hermosa es…/
   Elías Miguel Zamora Bolívar era de múltiples facetas: servidor público, militar, escritor, concejal, periodista, maestro de escuela y poeta consumado. Este trovador romántico, además escribió “Contestación a Fúlgida Luna”, que con profunda tristeza no se ha podido localizar su letra. Este hijo de Píndaro, también escribió una canción que dice así: “Con rumbo a Cura salí de casa, / y en Camatagua me demoré / al ver una bella, tan bella, / mucho más bella que yo no sé./ Tenía  unos ojos lindos y bellos,/ el poderío del gran Josué; / y me detuvo con su mirada, / de una manera que yo no sé…/ Su talle esbelto produjo en mí / el mismo efecto que hizo en Noé…/
   La música viene a corroborar lo que se viene afirmando, una prueba histórica más: La música a “Fúlgida Luna” la hizo Mariano Carrera Castillo Veitía, hijo de Mariano Carrera Ascanio y Clorinda Castillo Veitía; fue maestro de capilla en la iglesia de San Casimiro, militar, compositor, director de la primera banda musical de San Casimiro, Presidente del Concejo Municipal y secretario de varias dependencias oficiales.
  El cronista Eleazar Casado, escribe en su libro Microbiografías, que Elías Miguel Zamora Bolívar, alternaba con Marianito Carrera, afirmando: “Dando uno el pie, escribiendo uno la letra y el otro, la música. Íntimos como lo fueron ellos, compañeros de estudios de música y, diremos de campaña; compadres, Mariano Carrera Castillo Veitía, flautista notable, en cuyos labios sus sonidos se convertían en retozos, en dulces arpegios y buen compositor. Se cuenta pues que ellos alternaban en estos de las canciones: escribían entrambos la letra y la música: “Fúlgida Luna”, serenata venezolana de gran popularidad, surgió de entonces”.
  Desde estas humildes líneas, pero de auténticas datas y datos historiográficos, proponemos al alcalde Dr. Carlos Granadillo, se sirva decretar la canción “Fúlgida Luna”, como el Himno Romántico de la población, cuyos autores sin duda, son los sancasimireños: Elías Miguel Zamora Bolívar y Mariano Carrera Castillo Veitía, que deben estar mirando desde el cielo, lo que se les puede hacer: el reconocimiento ante sus coterráneos.

                                                 (*) Cronista del Municipio San Casimiro