Zamora Bolívar, un notable
sancasimireño
Salvador Rodríguez (*)
Fue luminosa la
relevante actuación de Elías Miguel Zamora Bolívar, en su cincuenta y ocho años de terrena existencia.
Perteneció a la estirpe de los sancasimireños que hicieron posible la
educación, la cultura y el servicio público honesto en el San Casimiro del
último quindenio del siglo XIX y en el de las dos primeras décadas del siglo
XX. De excelsos méritos, civilizador y fundador de dos familias de egregios
hombres que heredaron de su padre, el espíritu por las letras, el periodismo,
la educación, la música, la poesía y en servir al logro del bienestar del
pueblo que los vio nacer.
Elías Miguel
Zamora Bolívar, como se le conoció, nació en San Casimiro de Güiripa, en un día
y un mes indeterminados del año mil ochocientos sesenta y tres. Sus padres
fueron Dionisio Zamora Milano y María Magdalena Bolívar; su papá, hermano de
Pablo Ramón Zamora Milano, primer cura sancasimireño y fundador de la primera
escuela del pueblo; y su mamá, natural de Villa de Cura y pariente del
Libertador. Su maestro fue el Br. Ezequiel Góndelles Ayala, que además de los
estudios primarios, enseñaba latín, griego, francés, como también iniciaba en
los estudios secundarios y en los conocimientos iniciales del derecho.
Este ilustre
sancasimireño, fue un polifacético: maestro de escuela, servidor público,
periodista, militar, concejal y poeta. Su vida fue un recorrido brillante de cincuenta
y ocho años; iniciándose a los veintidós años en el cargo de maestro en el
municipio Valle Morìn, en el año de 1885.
En 1890, sin
abandonar el oficio de maestro, se desempeña como Secretario de la Jefatura,
cuando don Amalio Estèves era el Jefe Civil y Militar del Distrito San
Casimiro; es bajo esta administración que se comienza ampliar las calles de San
Casimiro. Estando en ese cargo fue Jefe Civil y Militar Interino. Antes de que
finalice el año 1890, el intelectual Zamora Bolívar, funda el periódico “La
Hoja Periodìstica”, primer vocero en la historia del periodismo sancasimireño.
En 1891, se le
encuentra ejerciendo de nuevo el periodismo; esta vez en dos páginas de un
octavo, descarga su vena humorística para desvirtuar las opiniones malsonantes
al General sancasimireño Carlos Rosales ante la sociedad de San Casimiro.
En 1892, se alista
y forma parte de la oficialidad que acompaña al General Ramón Guerra Bonilla,
cabecilla importante de la Revolución Legalista. De esta bélica y victoriosa
jornada, trajo el grado de Coronel y un Diario de Campaña, donde anotaba lo que
sucedía en los enfrentamientos que libró Ramón Guerra al lado de Joaquín
Crespo.
En el mismo año, antes citado, en la quietud
de su pueblo, sus inquietudes literarias no se quedaron en el periodismo sino
que su inspiración poética se ve colmada en la escritura de “Fúlgida luna”, serenata
hermosa para su bella Mércedes. Al tiempo escribe “Contestación a Fúlgida
Luna”, letra que no se le ha podido localizar, pero vimos cuando pequeño en la
casa del poeta Eleazar.
En 1907, se
desempeña como Registrador Subalterno, sin dejar de ser maestro, orgullo del
magisterio regional aragueño.
En 1908 y 1909,
ocupó la Presidencia del Concejo Municipal del Distrito San Casimiro y otras
veces ejerció la concejalía en la corporación municipal.
En 1910, se retira
del registro subalterno y de sus labores docentes, ya que el General
sancasimireño José Rafael Luque, Presidente del Estado Cojedes, lo designa
Tesorero General de esa gobernación, igualmente ocupó varias veces la
gobernación de esa entidad, de manera interina, mientras el presidente del
estado se ausentaba.
Desde 1918 hasta 1920, ejerce la Secretaría de
la Jefatura Civil de la población.
El 29 de agosto de
1921, a la edad de 58 años, se extingue la vida de este preclaro hijo de San
Casimiro. Su pueblo espera hoy, su reconocimiento ante sus conciudadanos.
(*) Cronista del Municipio San Casimiro