viernes, 27 de febrero de 2015

Dionicio Álvarez Liota, el heraldo de la novedad



Dionicio Álvarez Liota, el heraldo de la novedad
            Salvador Rodríguez (*)
       Nació con el sol de los venados, momento en que estos salen a comer el caruto oloroso, fruto semejante al níspero que los embelesa. Eran las cinco de la tarde, cuando Juana Tovar, comadrona de Roncador, trajo a la vida a Dionicio, el 11 de abril de 1930, en el caserío La Peña, ubicado al norte de San Casimiro, entre Carutico y Roncador, y enfrente del caserío Guarataro y de por medio la quebrada de Guambra. Cuarenta años antes del nacimiento de Álvarez, en 1890 para ser exacto, el caserío La Peña, tenía 8 casas y 54 habitantes, que andando el tiempo el desapego los condujo hacia otros lugares, entre estos San Casimiro.
      Sus padres fueron Vicente Álvarez y Marcela Liota, quienes el 12 de junio del mismo año, mandaron a José Hernández a presentarlo ante la Primera Autoridad Civil del Distrito San Casimiro, Coronel Víctor Colmenares, gomecista venido de los andes y tío de Luis Colmenares, botiquinero en El Placer del Bachaco, donde está el banco de Venezuela. El Reverendo Padre Modesto Arnaus, Misionero Hijo del Corazón de María, lo bautizó el mismo día en que fue presentado y sus padrinos fueron José Hernández y Eustaquia Hernández.
    Quizás Álvarez vivió, hasta cumplir la mayoría de edad, en una de esas casas de bahareque que estaban cerca de la hacienda La Peña, propiedad de los Echezuría a quienes los esposos Álvarez Liota le recolectaban el café. Esas casas se les llamaba Pueblo Nuevo, que desapareció por la baja de los precios del café a que fueron sometidos los comerciantes de San Casimiro por las casas comerciales de Caracas. En 1949, los padres de Álvarez, se mudaron para Las Dos Quebradas, donde alquilaron un cuarto a Chucho Gómez, ubicado al fondo de la casa principal, contigua a la casa de Nicolás Carpio. También es el año en que se inicia como Ordenanza en la antigua Jefatura y que en el gobierno de Carlos Delgado Chalbaud y Marcos Pérez Jiménez, despacharon no como Jefes Civiles, ni como Gobernadores de Distrito sino como Alcaldes. En ese período, los Alcaldes fueron René Espinoza, Aquilino Guerra, Jesús Ortega, Luis Barreto Linares, José Rosario Domínguez, Enrique Ramos, Efraín León Paiva y otros, hasta que finalizó la dictadura de Pérez Jiménez. De Las Dos Quebradas se mudaron a los Pocitos a una casa que le proporcionó el Alcalde Enrique Ramos y vivió con su madre, porque ya su padre había fallecido. Luego se mudaron a la calle Ricaurte donde al tiempo muere la autora de sus días.
   Mientras estuvo trabajando en la Jefatura, quizá los malos tratos a los presos lo llevaron a convertirse en El Heraldo de la Novedad. Por medio de él, muchas familias se enteraban en la mañana de quien había amanecido preso en los calabozos de la jefatura, y que Álvarez contaba: “Anoche le cayeron a peinillazo a fulanito”. O esta otra: “La digepol agarró a Leo Zamora y se lo llevan para Maracay”. O esta: “La digepol anda buscando a José Manuel Kirikiri”. O esta novedad: “Anoche vino el SIFA preguntando por Gustavo Piñate”. Siempre, Álvarez traía la novedad, buena o mala. El 1° de enero de 1958, veintitrés hombres que vivían en San Casimiro, intentaron tomar La Jefatura. El dos en la mañana, Álvarez, el heraldo de la novedad, se apareció en la casa de los Requena para decirles: “hirieron al mudo Varela y a Patuco”. Y continuaba: “Andan buscando a Cile García”. Al día siguiente volvió a la casa de los Requena y les dijo: “Capturaron a Cile García en Múcura, pero cuando llegaron al Tintal se les escapó”. O esta otra novedad: “A los presos del 1° se los van a llevar para Los Teques”.
   Durante el gobierno de Pérez Jiménez, hubo un secretario que mandaba a Álvarez a la casa de la familia Marrero para que estos le comunicaran a Manuel Marrero, el día en que vendría la seguridad nacional y gracias al heraldo de la novedad nunca pudieron agarrar a Manuel. Un día falló el heraldo, también los toreros tienen su tarde mala. En los años sesenta, Jesús María Lareca, cantaba en La Orquesta del Cuartel Zaraza y pertenecía al PCV. Un día se apareció una comisión y se lo llevaron. Álvarez los vio y les dijo a varias familias: “A Lareca se lo llevó preso el ejército para San Juan”. Lo habían venido a buscar para que cantara un baile en las fiestas patronales de Villa de Cura.
   El personaje de esta historia, murió el 18 de abril de 2014 y fue sepultado en el cementerio “Las Palmas” de San Casimiro, el 19, día en que se celebraba los doscientos años cuatro años del inicio de la independencia de Venezuela. Ese día, llegó al empíreo y para no perder la costumbre, les llevó a todos, la última novedad: “El Alcalde Carlos Granadillo remodeló la antigua Jefatura”.
                                            
                              (*) Cronista del municipio San Casimiro
                                                            

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