Pietro
Bastiani Cortesi
Salvador
Rodríguez (*)
Musiú Bastiani, como toda
Güiripa lo conoció, nació en Licciana, provincia de Massa y Carrara de La Región de Toscana, Italia, el 8
de mayo de 1874. Sus padres fueron Felice Bastiani y Aldegonda Cortesi. Sus
hermanos fueron: Flavio, Ferruccio y Virginia. Los problemas económicos de la familia,
originados por la guerra (como lo asevera su hijo José María), obligaron que
Pietro Bastiani Cortesi llegara a Venezuela por el puerto de La Guaira en 1892
y a los días a Güiripa, sitio donde Dios, utilizó sus mejores colores para
pintar sus únicos paisajes.
Lucas Castillo, hijo de
Rosalio Castillo Clavo, siempre visitaba a Caracas y se alojaba en alguna de
sus pensiones. En una de ellas, encontró a musiú Bastiani (a la edad de 18
años), todavía con su enredada lengua de musiú. Después de conversar se lo
llevó a Güiripa a trabajar en las propiedades de Manuel Castillo. (Abrimos un
paréntesis para hablar de Manuel Castillo. Este fue el padre de Rosalio – padre
del cardenal Catillo Lara y del historiador Lucas G Castillo Lara –, Lucas – cura
de San Casimiro, obispo de Coro y arzobispo de Caracas – y de Manuel Enrique.
En la repartición de los bienes de la sociedad con su hermano Lucas, le tocan
las haciendas Santa Ana y Agua Fría, las tierras de Guambra y Carutico, La
Balza, la casa de Güiripa y la casa de San Casimiro, ubicada enfrente de la
plaza El Carmen en la calle Las Dos Quebradas).
Pietro Bastiani Cortesi,
llegó a Güiripa, cuando ese caserío tenía un poco más de 138 casas con un poco
más de 488 habitantes (el número de casas y de habitantes corresponden al censo
de 1881) y todavía no se conocía la leyenda de Quirpa, pero sí sé hablaba, a
puertas cerradas, del criminal que había dado muerte a José Antonio Oquendo (Quirpa).
Andando el tiempo, las palabras y los años comenzaron apilarse para dar origen
a la tan conocida poesía de esa historia.
En las haciendas de Manuel
Castillo, comenzó a trabajar musiú Bastiani y donde se entregó con verdadera
pasión a las labores que le encomendaron. Después de la muerte de Manuel,
trabajó con Rosalio (hijo de Manuel y padre de los Castillo Lara). Con ellos
fue peón, luego mayordomo y después administrador. El historiador Lucas G
castillo Lara lo recuerda “con su alta estatura, sus mostachos caídos y
aquellos azules ojos reidores tras las espesas cejas”.
Musiú Bastiani, que así lo
llamaban los Castillo, casó con dos hijas de Justa Zurita de Rodríguez; primero
lo hizo con Carmen Rodríguez, que murió al poco tiempo sin lograr descendencia.
Al enviudar contrajo matrimonio nuevamente con Mercedes Rodríguez. De esta
unión, nacieron sus hijos: Pedro, linotipista por 25 años del diario La
Religión; José María, cronista de Güiripa y autor de dos libros sobre la
historia de esa Parroquia; Juan Félix, que al morir su padre ocupó su lugar en
las haciendas castilleras y tres hembras: Mercedes, Benilde y Dolores. Pietro
Bastiani Cortesi, también procreó dos hijos, un varón y una hembra, fuera del
matrimonio: José Rafael Oliveros, que se fue hacia Cúa, estado Miranda y más
nunca se supo de él. La hija es Cristina Guarena de Taveras, hija de Dolores
Guarena y nieta de Serafina Guarena, nativas de Güiripa.
Pietro Bastiani Cortesi,
falleció en Güiripa, el 14 de septiembre de 1943. Fueron 51 años de trabajo en
las haciendas de Manuel y Rosalio Castillo, desde que logró llegarle a su amada
Güiripa, de la cual rara vez salió. Lo hizo para reposar en el cementerio “Las
Palmas” de San Casimiro de Güiripa.
(*) Cronista oficial de San Casimiro
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