domingo, 15 de febrero de 2015

Pietro Bastiani Cortesi



Pietro Bastiani Cortesi
Salvador Rodríguez (*)

Musiú Bastiani, como toda Güiripa lo conoció, nació en Licciana, provincia de Massa y  Carrara de La Región de Toscana, Italia, el 8 de mayo de 1874. Sus padres fueron Felice Bastiani y Aldegonda Cortesi. Sus hermanos fueron: Flavio, Ferruccio y Virginia. Los problemas económicos de la familia, originados por la guerra (como lo asevera su hijo José María), obligaron que Pietro Bastiani Cortesi llegara a Venezuela por el puerto de La Guaira en 1892 y a los días a Güiripa, sitio donde Dios, utilizó sus mejores colores para pintar sus únicos paisajes.
Lucas Castillo, hijo de Rosalio Castillo Clavo, siempre visitaba a Caracas y se alojaba en alguna de sus pensiones. En una de ellas, encontró a musiú Bastiani (a la edad de 18 años), todavía con su enredada lengua de musiú. Después de conversar se lo llevó a Güiripa a trabajar en las propiedades de Manuel Castillo. (Abrimos un paréntesis para hablar de Manuel Castillo. Este fue el padre de Rosalio­ – padre del cardenal Catillo Lara y del historiador Lucas G Castillo Lara –, Lucas – cura de San Casimiro, obispo de Coro y arzobispo de Caracas – y de Manuel Enrique. En la repartición de los bienes de la sociedad con su hermano Lucas, le tocan las haciendas Santa Ana y Agua Fría, las tierras de Guambra y Carutico, La Balza, la casa de Güiripa y la casa de San Casimiro, ubicada enfrente de la plaza El Carmen en la calle Las Dos Quebradas).
Pietro Bastiani Cortesi, llegó a Güiripa, cuando ese caserío tenía un poco más de 138 casas con un poco más de 488 habitantes (el número de casas y de habitantes corresponden al censo de 1881) y todavía no se conocía la leyenda de Quirpa, pero sí sé hablaba, a puertas cerradas, del criminal que había dado muerte a José Antonio Oquendo (Quirpa). Andando el tiempo, las palabras y los años comenzaron apilarse para dar origen a la tan conocida poesía de esa historia.
En las haciendas de Manuel Castillo, comenzó a trabajar musiú Bastiani y donde se entregó con verdadera pasión a las labores que le encomendaron. Después de la muerte de Manuel, trabajó con Rosalio (hijo de Manuel y padre de los Castillo Lara). Con ellos fue peón, luego mayordomo y después administrador. El historiador Lucas G castillo Lara lo recuerda “con su alta estatura, sus mostachos caídos y aquellos azules ojos reidores tras las espesas cejas”.
Musiú Bastiani, que así lo llamaban los Castillo, casó con dos hijas de Justa Zurita de Rodríguez; primero lo hizo con Carmen Rodríguez, que murió al poco tiempo sin lograr descendencia. Al enviudar contrajo matrimonio nuevamente con Mercedes Rodríguez. De esta unión, nacieron sus hijos: Pedro, linotipista por 25 años del diario La Religión; José María, cronista de Güiripa y autor de dos libros sobre la historia de esa Parroquia; Juan Félix, que al morir su padre ocupó su lugar en las haciendas castilleras y tres hembras: Mercedes, Benilde y Dolores. Pietro Bastiani Cortesi, también procreó dos hijos, un varón y una hembra, fuera del matrimonio: José Rafael Oliveros, que se fue hacia Cúa, estado Miranda y más nunca se supo de él. La hija es Cristina Guarena de Taveras, hija de Dolores Guarena y nieta de Serafina Guarena, nativas de Güiripa.
Pietro Bastiani Cortesi, falleció en Güiripa, el 14 de septiembre de 1943. Fueron 51 años de trabajo en las haciendas de Manuel y Rosalio Castillo, desde que logró llegarle a su amada Güiripa, de la cual rara vez salió. Lo hizo para reposar en el cementerio “Las Palmas” de San Casimiro de Güiripa.

                                                   (*) Cronista oficial de San Casimiro

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