jueves, 12 de febrero de 2015

Rafael Ramón Betancourt, un músico de excepción



Rafael Ramón Betancourt, un músico de excepción

Salvador Rodríguez (*)


La vida de Rafael Ramón Betancourt Torrealba, no fue nada buena en sus comienzos, ya que pierde a sus padres en sus primeros años de su existencia. Quizá la musicalidad de las campanas de la iglesia y el vínculo familiar con el Sr. Teodoro Salinas, fue el abono tierno para que brotara el amor de Rafael Ramón por San Casimiro, que fue cultivando en sus 39 años que vivió en la grata población aragüeña, hasta quedar sembrado hasta la eternidad en el cementerio “La Palmas”.
R.R Betancourt  (como él firmaba sus composiciones), nació el 24 de enero de 1927. En el pueblo de San Rafael de Orituco, parroquia del municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico. Sus padres fueron Rafael Betancourt y Ramona Torrealba de Betancourt. Sus hermanos fueron  Carlos, Jaime, Luis José, Guillermo, Eduardo, César y Rafael. También tuvo por parte de padre, dos hermanos: Leopoldo y Nicolás. A lo mejor su mamá le enseñó las primeras letras y maestros particulares lo llevaron a tener buena letra, que le permitieron con el tiempo, trabajar en el Registro Subalterno y en el Juzgado de San Casimiro.
En tiempos de López Contreras, llegó a San Casimiro, en septiembre de 1942, a la edad de 15 años. Vivió sus primeros días, en la casa del Sr. Teodoro Salinas (en el mismo lugar donde fabricó su casa, el maestro Martín Díaz) en la calle Monagas. Ahí lo veía  sentado, con el clarinete entre los labios, el niño Jesús María Lareca, que venía desde la calle Sucre (antes Barrialito )para verlo ensayar todas las tardes. Un año antes de venirse a San Casimiro, se había iniciado en el  arte de la música, gracias a su maestro y compadre Venancio Bustamante. Después fue vecino del músico Julián Machado en la calle Sucre, donde según Violeta Lareca, lo escuchaba  sonar, hasta las once de la noche, el enjuto instrumento. El 24 de diciembre de 1949, contrae nupcias con la joven Luisa Aura Moreno Calles, que le permite mudarse a la casa de su suegro Mateo Moreno, en la calle Sucre. Ahí vivió hasta que compró la casa a los descendientes de Ezequiel Gondelles y de su esposa, Josefa Ignacia del Carmen Carreño España, en la calle El Mercado y hoy García de Sena. En esa casa floreció el amor y crecieron sus  hijos Leticia Ramona, Luisa Elena y Rafael Antonio, y nacieron Ramón Emilio, Aura Josefina, María Josefina, Ramona Isolina y José de Jesús ( Cheo ) bajo la dicha del amor en comunión, de esta bella pareja.
Después del año 1870, San Casimiro tendrá  un crecimiento musical que causaba envidia en los pueblos vecinos. En la población se establecieron maestros de música que fueron pasando la batuta a medida que se ausentaban de la población o morían. Casi nunca faltó un director musical que dirigiera a los músicos sancasimireños.  Se podrían citar a  los maestros que formaron a generaciones de músicos de San Casimiro. En estricto orden estuvieron: Vicente Inciarte, Victoriano Lugo, Pedro Prisco Simoza, Mariano Carrera Castillo Veitía, Demetrio Domínguez, Cipriano Padilla (que dirigió la Banda Padre Castillo), Gil Fonseca y Pedro Belisario hijo. Cuando este último se marcha a la población de La Victoria, ocupa su lugar, el maestro Rafael Ramón Betancourt, a quien nunca se le rindió un homenaje en vida, sino el que se le tenía preparado para el 18 de octubre y que bajo el abrigo de la madrugada, la inoportuna muerte se encargó de que sus paisanos de querencia, no escucharan sus palabras donde contaba su viaje desde San Rafael de Orituco en 1942 hasta San Casimiro, el 17 de octubre de 1981, ya que el 18 de octubre del último año citado, partió para realizar la travesía definitiva hacia el empíreo y congregar a toda la población para acompañarlo en ese último adiós y no en el hasta luego, con que se despedía en su discurso.
De su oficio de barbero, Rafael Ramón, recodaba en esas palabras, cuando tuvo su barbería en la calle Miraflores, al lado de la tipografía de su compadre Rafael Parra, ubicados los dos negocios donde está hoy El Centro de Atención Integral Miguel Acosta Saignes. De sus composiciones se podrían citar: los aguinaldos “Furruco” y “Llegaron Las Pascuas”, la música al himno de la escuela Francisco Isnardi, el pasodoble “San Casimiro B.B.C” dedicado al equipo de beisbol de San Casimiro, el vals “En tu Gran Día” en homenaje a su cuñado Ramón Emilio, cuando se ordenó sacerdote; arreglos como el que hizo a la composición “Jesús en el Huerto” del maestro Zósimo Rivero. En cuanto a los que se animaron a recibir sus enseñanzas, se podrían nombrar: Luis Requena, Martín Díaz, Domingo Valero, Pancho Hurtado, Ruperto Barrios, Eladio Rodríguez, Castor José Echezuría, José Castillo, José Vicente Bandes, Rafael Parra, Bernabé Boullón, Jesús María Lareca, Ramón Alfonzo Delgado, Pedro Piñate, Oscar Osorio, Héctor Bandes “Corocoro”, Fileno Torrealba, Pedro Boullón, Gustavo Perdomo, Manuel Antonio Delgado y María Esther Manzo. También ensayaba en la casa parroquial a Violeta Lareca, María Esther Manzo, Josefina Gómez y Celina Guzmán, que integraban el coro para cantar los aguinaldos.
Rafael Ramón murió joven, 54 años acompañaban a este hijo de San Casimiro, que partió con el cariño infinito de su pueblo y que se le  recuerda a 32 años de su partida.

(*) Cronista oficial de San Casimiro

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