Rafael Ramón Betancourt, un músico de excepción
Salvador Rodríguez (*)
La
vida de Rafael Ramón Betancourt Torrealba, no fue nada buena en sus comienzos,
ya que pierde a sus padres en sus primeros años de su existencia. Quizá la
musicalidad de las campanas de la iglesia y el vínculo familiar con el Sr.
Teodoro Salinas, fue el abono tierno para que brotara el amor de Rafael Ramón
por San Casimiro, que fue cultivando en sus 39 años que vivió en la grata
población aragüeña, hasta quedar sembrado hasta la eternidad en el cementerio
“La Palmas”.
R.R
Betancourt (como él firmaba sus composiciones),
nació el 24 de enero de 1927. En el pueblo de San Rafael de Orituco, parroquia
del municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico. Sus padres fueron Rafael
Betancourt y Ramona Torrealba de Betancourt. Sus hermanos fueron Carlos, Jaime, Luis José, Guillermo, Eduardo,
César y Rafael. También tuvo por parte de padre, dos hermanos: Leopoldo y
Nicolás. A lo mejor su mamá le enseñó las primeras letras y maestros particulares
lo llevaron a tener buena letra, que le permitieron con el tiempo, trabajar en
el Registro Subalterno y en el Juzgado de San Casimiro.
En
tiempos de López Contreras, llegó a San Casimiro, en septiembre de 1942, a la
edad de 15 años. Vivió sus primeros días, en la casa del Sr. Teodoro Salinas (en
el mismo lugar donde fabricó su casa, el maestro Martín Díaz) en la calle
Monagas. Ahí lo veía sentado, con el
clarinete entre los labios, el niño Jesús María Lareca, que venía desde la
calle Sucre (antes Barrialito )para verlo ensayar todas las tardes. Un año
antes de venirse a San Casimiro, se había iniciado en el arte de la música, gracias a su maestro y
compadre Venancio Bustamante. Después fue vecino del músico Julián Machado en
la calle Sucre, donde según Violeta Lareca, lo escuchaba sonar, hasta las once de la noche, el enjuto
instrumento. El 24 de diciembre de 1949, contrae nupcias con la joven Luisa
Aura Moreno Calles, que le permite mudarse a la casa de su suegro Mateo Moreno,
en la calle Sucre. Ahí vivió hasta que compró la casa a los descendientes de
Ezequiel Gondelles y de su esposa, Josefa Ignacia del Carmen Carreño España, en
la calle El Mercado y hoy García de Sena. En esa casa floreció el amor y crecieron
sus hijos Leticia Ramona, Luisa Elena y
Rafael Antonio, y nacieron Ramón Emilio, Aura Josefina, María Josefina, Ramona
Isolina y José de Jesús ( Cheo ) bajo la dicha del amor en comunión, de esta
bella pareja.
Después
del año 1870, San Casimiro tendrá un
crecimiento musical que causaba envidia en los pueblos vecinos. En la población
se establecieron maestros de música que fueron pasando la batuta a medida que
se ausentaban de la población o morían. Casi nunca faltó un director musical
que dirigiera a los músicos sancasimireños.
Se podrían citar a los maestros
que formaron a generaciones de músicos de San Casimiro. En estricto orden
estuvieron: Vicente Inciarte, Victoriano Lugo, Pedro Prisco Simoza, Mariano
Carrera Castillo Veitía, Demetrio Domínguez, Cipriano Padilla (que dirigió la
Banda Padre Castillo), Gil Fonseca y Pedro Belisario hijo. Cuando este último
se marcha a la población de La Victoria, ocupa su lugar, el maestro Rafael
Ramón Betancourt, a quien nunca se le rindió un homenaje en vida, sino el que
se le tenía preparado para el 18 de octubre y que bajo el abrigo de la
madrugada, la inoportuna muerte se encargó de que sus paisanos de querencia, no
escucharan sus palabras donde contaba su viaje desde San Rafael de Orituco en
1942 hasta San Casimiro, el 17 de octubre de 1981, ya que el 18 de octubre del
último año citado, partió para realizar la travesía definitiva hacia el empíreo
y congregar a toda la población para acompañarlo en ese último adiós y no en el
hasta luego, con que se despedía en su discurso.
De
su oficio de barbero, Rafael Ramón, recodaba en esas palabras, cuando tuvo su
barbería en la calle Miraflores, al lado de la tipografía de su compadre Rafael
Parra, ubicados los dos negocios donde está hoy El Centro de Atención Integral
Miguel Acosta Saignes. De sus composiciones se podrían citar: los aguinaldos
“Furruco” y “Llegaron Las Pascuas”, la música al himno de la escuela Francisco
Isnardi, el pasodoble “San Casimiro B.B.C” dedicado al equipo de beisbol de San
Casimiro, el vals “En tu Gran Día” en homenaje a su cuñado Ramón Emilio, cuando
se ordenó sacerdote; arreglos como el que hizo a la composición “Jesús en el
Huerto” del maestro Zósimo Rivero. En cuanto a los que se animaron a recibir
sus enseñanzas, se podrían nombrar: Luis Requena, Martín Díaz, Domingo Valero,
Pancho Hurtado, Ruperto Barrios, Eladio Rodríguez, Castor José Echezuría, José
Castillo, José Vicente Bandes, Rafael Parra, Bernabé Boullón, Jesús María
Lareca, Ramón Alfonzo Delgado, Pedro Piñate, Oscar Osorio, Héctor Bandes
“Corocoro”, Fileno Torrealba, Pedro Boullón, Gustavo Perdomo, Manuel Antonio
Delgado y María Esther Manzo. También ensayaba en la casa parroquial a Violeta
Lareca, María Esther Manzo, Josefina Gómez y Celina Guzmán, que integraban el
coro para cantar los aguinaldos.
Rafael
Ramón murió joven, 54 años acompañaban a este hijo de San Casimiro, que partió
con el cariño infinito de su pueblo y que se le
recuerda a 32 años de su partida.
(*) Cronista oficial de San Casimiro
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